y tú me llevaste a casa, en otro acto de generosidad como previamente había sido el de pagar mi copa. Porque a pesar del pasar de los años sigues siendo ese hombre sensible, inteligente y altamente atractivo que me sedujo una noche de agosto y del que no puedo evitar ensoñarme cuando vuelvo a escuchar hablar, porque tu conversación me mece como cuando dejo mi cuerpo inerte flotar en el agua...
No hay comentarios:
Publicar un comentario